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Entrevista a Rodolfo Terragno por el periodista Carlos Ulanovsky en Revista La Nación, 13 de febrero de 2000 (http://www.lanacion.com.ar/211423-rodolfo-terragno-br-el-capitalismo-necesita-transformarse).

(...)

C.Ulanovsky:-¿Recordás cuándo dijiste por primera vez en voz alta ese deseo (que iba a ser presidente)?

R.Terragno:-Supongo que fue en el colegio Mariano Moreno, en el secundario. El interés por la política venía de mi padre. Tendría yo 8 o 9 años y mi padre me llevaba a actos públicos, a conferencias a escuchar a Crisólogo Larralde, Ricardo Balbín, Arturo Frondizi. En mi casa se recibía el diario de sesiones, y yo lo leía y hasta descubría personajes, como si fueran los textos de Salgari. Me acuerdo de un tal Absalón Rojas, nadie lo conocía y yo sí. Eran tiempos de romanticismo, de oratorias inflamadas y conmovedoras. Me impresionó la lectura de la biografía de Yrigoyen, por Félix Luna, escrita en 1954: fue el primer libro que leí, de adulto. Pero en mi formación, en mi visión del mundo, de la vida, nada fue tan importante como mi paso por el Mariano Moreno. Ciertos profesores, ciertos compañeros: Alejandro Cavalieri, Edmundo Macchi, profesores como Golzio, que nos estimuló a leer a Romain Rolland. La frase aquella que recordaste, que me dijo mi padre, fue la culminación de un debate que tuve conmigo mismo. Me interesaba la literatura, me interesaba la ciencia y me interesaba la política. Con esa ambición febril y frívola del adolescente, hacer ciencia me llevaba a pensar en ganar el premio Nobel de Medicina, hacer literatura me exigía escribir una obra como El Quijote, y militar en política significaba no menos que ser presidente. Nunca me imaginé siendo un otorrinolaringólogo, que escribía y editaba poemas de autor e incidentalmente era diputado. Mi ambición o imaginación era demasiado desbordada. Había leído a Aníbal Ponce y me había marcado una frase: Escoger es siempre renunciar a algo. Desde chico sé que elegir sin renunciar es el mejor camino para la frustración. Y allí fue cuando le dije a mi padre que mi camino no iba a estar ni en la ciencia ni en la literatura, sino en la política. El, al decirme lo que me dijo, reforzó mi ambición.

C.Ulanovsky:-Debo decirlo, casi como en una declaración jurada: conozco a mi entrevistado desde que ambos teníamos 13 años.Fuí compañero de Rodolfo Terragno durante los cinco años en la escuela secundaria, en el Mariano Moreno y desde entonces somos queridos amigos. Esto lo digo, primero porque el que avisa no es traidor y porque podrá haber gente que diga: ´ Ah, es amigo. Entonces no va a correr sangre ´. Efectivamente: si hay fluídos reconocibles en esta entrevista son los del reconocimiento, el afecto y la inteligencia del entrevistado. Que los dos mantengamos esta amistad es - seguramente - un homenaje a la consecuencia de ciertos principios y a la adolescencia común.

A mediados de 1959, cuando cursábamos tercero, comenzamos a hacer una revista a la que, probablemente con inmodestia, titulamos Orbe. Hace unos años le pregunté a Terragno por qué, entre tantos compañeros, me había elegido para que fuera su compañero de fórmula periodística y me respondió algo que fue una emocionante revelación: "Porque leías el diario todos los días ". No es el único dato que me permite decir que aquel temprano paso, dado a los 15 años, despertó y hasta afianzó mi clara vocación de periodista.

Todavía guardo cinco de los siete números que sacamos. El más antiguo, de octubre de 1959, estaba hecho a mimeógrafo; el último, de agosto de 1961, cuando estábamos a punto de egresar, fue terminado en offset, con tapa a cuatro colores. En ese tiempo egresamos junto a una camada integrada por varios muchachos que después tendrían actividad pública, como el muñeco Mateyko, el humorista Mellino, el cantante Dany Martin y los músicos, los hermanos Kapusta. La tarea periodística que Rodolfo y yo elegimos tuvo múltiples beneficios. Nos dio popularidad y prestigio dentro de la población colegial, algún mayor ascendiente entre profes y preceptores, nos posibilitó ratearnos una respetable cantidad de horas con excusas y nos otorgó la chapa suficiente como para que nos encargaran la organización del acto de fin de año de quinto.

Abrir las hojas de Orbe me abre los ojos y a veces me los hace cerrar, doblegados por la ensoñación y el recuerdo. Consiento hoy que aquella debe haber sido una experiencia extraordinaria, que nos permitió soñar y jugar a ser inteligentes. Y hasta a equivocarnos sin saber que lo hacíamos. Muchos de nuestros entrevistados eran las personas que nos despertaban admiración. Muchos de los lugares a los que llegábamos -redacciones, bibliotecas, estudios de televisión, academias científicas, partidos políticos, estudios de cine, radios- eran aquellos en los que deseábamos estar. El tiempo ha pasado y, por suerte, cada uno está en su lugar. En lo que eligió.

Cada tanto pienso en Orbe y en cuando en tercer año nuestro compañero Rodolfo nos dejó patitiesos a todos (al Roby Schverdfinger, al turco Haladjián, al tano Macchi, al flaco Cavalieri, al gordo Vorobeichick, al vasco Aguirregabiria, a mí, a todos) y le largó a una profesora, con su mejor sonrisa de bebe, que él, cuando fuera grande, iba a ser presidente de la Nación.

Rodolfo Terragno: nació en Buenos Aires en 1943. Es abogado y se doctoró en Filosofía Política. Publicó entre otros libros: Los dueños del poder, 1972; Los cuatrocientos días de Perón, 1974; Contratapas, 1976; Muerte y resurrección de los políticos, 1981; Memorias del presente, 1983; De Cámpora a Videla, 1983; La Argentina del siglo XXI, 1985; Proyecto 95, 1990; El nuevo modelo, 1994; Maitland & San Martín, 1999.

Carlos Ulanovskynació en Buenos Aires en 1943. Es periodista y escritor. Trabajó en numerosos e importantes medios escritos de Buenos Aires, Argentina y del Distrito Federal, México. Publicó investigaciones históricas sobre los medios argentinos (TV guía negra, TV argentina 25 años después, Días de radio, Paren las rotativas, Estamos en el aire, Siempre los escucho, Qué desastre esla TV), sobre la historia de Radio Nacional, de Radio Belgrano, de los empresarios teatrales, biografías, ensayos, crónicas, análisis del lenguaje y una novela: Nunca bailes en dos bodas a la vez.

"colegio mariano moreno nº 3"
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